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09 de Abril, 2024
Carlic
La inteligencia emocional es uno de los aspectos fundamentales de la masculinidad. Es uno de los pilares sobre los cuales vamos a edificar una masculinidad sólida.
Sin inteligencia emocional, la fuerza física y la capacidad de agresión pueden convertirse en un problema en vez de ser una solución. No importa lo impresionante que sean otros aspectos de nuestra masculinidad, nadie confía en un líder débil emocionalmente. Cuando permitimos que las emociones controlen nuestras acciones, corremos el riesgo de perder todo lo que poseemos. Sin inteligencia emocional, todo lo que con tanto esfuerzo hemos construido podría desmoronarse de un momento a otro.
Si estas intentando construir una masculinidad sólida es muy importante que empieces a trabajar en el manejo y dominio de tus emociones. Tienes que convertirte en su maestro. No puedes permitir que tus emociones controlen tus acciones.
Imagina que deseas construir un edificio: un lugar impresionante donde las personas que más quieres puedan sentirse seguras. Un buen refugio bajo el cual las personas más importantes de tu vida puedan vivir y progresar. Mientras más impresionante quieras que sea tu edificio, más sólidos deberán ser los cimientos. No puedes darte el lujo de construir sobre cimientos débiles. Las personas más importantes para ti se resguardarán en el lugar que construyas para ellos. Sin cimientos sólidos, hasta el viento más inofensivo —ni que decir de un tornado o un huracán— podría derribar lo que has construido, haciendo daño a todos que ahí se encuentren, a todos los que confiaron en ti.
Cuando se empieza a construir una casa o un edificio, el avance siempre parece lento. Durante la primera etapa de construcción —cuando se establecen los cimientos—, una persona que se situara a solo unos metros del sitio donde has empezado a construir no sería capaz de percibir ningún avance en la construcción, ya que todo el trabajo se llevaría a cabo por debajo del nivel de la superficie.
De la misma manera, la construcción de una masculinidad sólida empieza con un trabajo profundo, desde uno mismo. Este trabajo no es tan vistoso como lo pueden ser unos biceps más grandes o una cuenta bancaria con más ceros; tampoco es reconocido por nadie. Más bien, es un trabajo solitario, llevado a cabo en la oscuridad, pero se trata de una acción fundamental si queremos conseguir resultados firmes y duraderos.
Tenemos que entender que, aunque todos tenemos la capacidad de experimentar las mismas emociones, todos las experimentamos en diferentes momentos, de diferentes formas y con diferente intensidad. Por ejemplo, todos somos capaces de experimentar la ira, pero lo que desencadena la ira en mí es diferente a lo que desencadena la ira en ti. O tal vez yo experimente la emoción de la ira de una manera mucho más intensa que tu, aunque la razón que desencadena nuestra ira sea la misma.
¿Qué es lo que hace que experimentemos las emociones por diferentes razones y con diferentes intensidades? Aunque podría existir una predisposición genética que influyera en la intensidad con la que experimentamos una emoción, la principal razón que influye tanto en el porqué como en el cómo experimentamos una emoción es algo que se conoce como Sistema de Creencias.
Cada quien tiene un Sistema de Creencias diferente, único. Nuestro Sistema de Creencias contiene todo lo que creemos que es cierto y está influenciado por nuestros padres, nuestros amigos, la sociedad en la que vivimos, las emociones que sentimos, nuestras propias experiencias y hasta por algo conocido como sesgos cognitivos. El Sistema de Creencias incluye nuestra idea de lo que es bueno y malo, correcto e incorrecto, bonito y feo, aceptable e inaceptable.
Si alguien llevara a cabo alguna acción que hemos etiquetado como "inaceptable" en nuestro Sistema de Creencias, esa acción podría desencadenar la emoción de la ira en nosotros, y la intensidad de la emoción dependerá del nivel de "inaceptable" que le hemos asignado a dicha acción. Si a esa misma acción se le asignara una etiqueta de "aceptable" o "deseable", la emoción que se desencadenaría no sería la ira, sino alegría o dicha. Cada persona asigna estas etiquetas de acuerdo con su Sistema de Creencias, y es por eso que cada uno experimenta las emociones de formas muy distintas.
Si queremos desarrollar una mayor inteligencia emocional, si queremos convertirnos en amos y señores de nuestras emociones, tenemos que empezar por conocer y entender nuestro propio Sistema de Creencias. Cuando sientas una emoción, pregúntate: ¿Qué creencia pudo haber desencadenado esta emoción? Como regla general, si la emoción tiene que ver con la ira o el miedo, la creencia que desencadenó la emoción estará relacionada con una etiqueta negativa: "malo", "incorrecto", "feo", o "inaceptable". Para modificar la emoción —o su intensidad— será necesario que modifiques la etiqueta.
Solo tu puedes definir si la emoción que estas sintiendo ante determinado evento te resulta útil o si te perjudica más de lo que te ayuda. Todas las emociones pueden ser útiles para nosotros en determinado momento. Incluso la ira y el miedo pueden ser de gran utilidad si las experimentamos en el momento correcto y con la intensidad adecuada. La inteligencia emocional no se trata de eliminar las emociones de nuestra vida, o de dejar de sentirlas, se trata de contar con un Sistema de Creencias sólido y saludable que nos permita experimentar una gran variedad de emociones en los momentos adecuados y con la intensidad adecuada.
Las emociones cumplen una función adaptativa clave. Su tarea es ayudarnos a sobrevivir. Cada emoción tiene una función: la tristeza nos sirve para lidiar con la pérdida, el miedo nos sirve para identificar peligros, la ira nos sirve para marcar límites a los demás, la alegría nos sirve para identificar las cosas que son buenas para nosotros, el disgusto nos sirve para identificar cosas que no son buenas para nosotros.
Las emociones nos sirven de guía en nuestras vidas. El problema es que cuando el Sistema de Creencias en el que se basan tus emociones no esta alineado ni con tus objetivos ni con tu realidad, las emociones que sientas podrían guiarte por el camino equivocado. Las emociones son muy importantes en la vida de todo hombre y pueden ser muy útiles cuando se sostienen sobre un Sistema de Creencias adecuado, pero también pueden ser muy perjudiciales y peligrosas cuando el Sistema de Creencias es frágil, deficiente, o limitante.
Debes hacer el trabajo necesario para desarrollar tu inteligencia emocional. Identifica las emociones que sientes y las situaciones en las que se presentan. Recuerda no intentar eliminar o bloquear lo que sientes, después de todo este es un sistema que nos ha servido a los seres humanos durante cientos de miles —incluso millones— de años.
Para desarrollar una mayor inteligencia emocional, te propongo el siguiente método:
1. Sentir
- Permítete experimentar la emoción sin intentar bloquearla.
2. Identificar
- Identifica la emoción que estás sintiendo.
- Identifica el evento que desencadenó la emoción.
- Identifica la creencia subyacente.
- Identifica la etiqueta que asignaste al evento.
3. Reflexionar
- ¿La emoción que sentiste ha sido útil en el escenario en el que la experimentaste?
- ¿La intensidad con la que experimentaste la emoción es la adecuada?
4. Ajustar
- Si la emoción te fue útil durante el evento o posterior al evento, pero la intensidad fue demasiada o insuficiente, no es necesario que modifiques la creencia subyacente, pero podría ser útil asignar otra etiqueta para ajustar la intensidad de la emoción.
- Si la emoción te perjudicó de alguna manera, modifica la creencia subyacente.
Como puedes ver, no se trata de dejar de sentir emociones o de bloquear lo que sientes. Tu tarea es refinar dentro de lo posible tu Sistema de Creencias y las etiquetas que asignas a los eventos externos para sacar el mayor provecho de tus emociones. Intenta mantenerte presente y alerta a lo que sientes y estate atento a las acciones y pensamientos que disparan tus emociones.
No intentes ajustar la emoción. El cambio no puede darse de esta manera. El ajuste debe hacerse directamente en el Sistema de Creencias. Si intentas ajustar la emoción sin hacer las modificaciones necesarias a tu Sistema de Creencias, lo único que puedes lograr es bloquear la emoción.
No esperes que tus emociones y su intensidad cambien de inmediato. Recuerda que llevas años operando con tu Sistema de Creencias actual. Modificar una creencia lleva su tiempo. No te desesperes ni te castigues a ti mismo si no obtienes los resultados que esperabas, es importante que seas paciente contigo mismo en este proceso.
Es un proceso de toda la vida. Sentir. Identificar. Reflexionar. Ajustar.
Repetir una y otra vez.
Confía en el proceso.
Más Salud. Más Riqueza. Más Satisfacción.
¿Quién es Luca?
Soy escritor, programador y emprendedor. También soy un monstruo en el poker.
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